El acceso al agua potable y el saneamiento es imprescindible para la vida, por lo que es reconocido como un derecho humano. De igual forma, el agua es de vital importancia para el desarrollo sostenible, desde la salud y la nutrición hasta la igualdad de género y la economía.
3 de cada 10 personas en el mundo carecen de acceso a servicios de agua potable seguros y 6 de cada 10 carecen de acceso a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura.
América Latina y el Caribe poseen más del 30% de agua dulce del planeta, desde los glaciares de las montañas de los Andes hasta los bosques de los volcanes en Centroamérica. Sin embargo, el cambio climático elevo el riesgo de la falta de agua, tanto en los pueblos como en las ciudades y brindar acceso a servicios de agua y saneamiento no será sencillo en los próximos años.
Las causas más conocidas son las sequías y la contaminación, pero existen otras que también son cruciales, como la limitada eficiencia de las empresas de agua, la infraestructura en mal estado o inadecuada o la falta de inversión en operación y mantenimiento. Desde los años noventa la contaminación de los ríos ha empeorado en América Latina. De esta forma, mientras en los países desarrollados la calidad del agua mejora con el paso de los años, la contaminación de ríos empeora en países en desarrollo.
En los últimos años la región invirtió menos de medio punto porcentual de su producto interno bruto (PBI) en nueva infraestructura de agua y saneamiento. Además del total del agua producida, cerca de la mitad se pierde en las redes debido a fugas físicas por falta de mantenimiento.
A estas necesidades se añade la emergencia por mejorar la calidad del servicio para los que ya están conectados a la red. Se estima que 34 millones de Latinoamericanos no tienen servicios sanitarios básicos y 77 millones de personas reciben un servicio discontinuo de menos de 24 horas por dia, anualmente se reportan 150.000 muertes por enfermedades hídricas, 85% de las cuales, ocurren en niños menores de 5 años de edad. En cuanto al saneamiento se estima que solo 20% de las aguas residuales recolectadas en región reciben tratamiento, lo que genera importantes daños al ambiente.
Las causas de la contaminación en la región son: crecimiento de la población, aumento de la actividad económica, la intensificación y expansión de la agricultura y una mayor cantidad de conexiones al alcantarillado con un nivel bajo o nulo de tratamiento de aguas.
Desde el año 2005 hasta el año 2015 he querido implementar en la localidad de Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires, el uso de humedales artificiales para el tratamiento de aguas grises o negras para que estás no lleguen a las aguas de un rio, pero evidentemente a la sociedad, a los funcionarios públicos ni a los políticos, les intereso el tema porque en el 2020 se siguen contaminando un rio con fosfatos (detergentes) con 10,12 ppm.
La importancia y trascendencia de los humedales artificiales, radica fundamentalmente en que son una alternativa viable y sustentable para la depuración de aguas residuales de tipo industrial, agropecuaria y doméstica. Su implementación tiene un menor costo en comparación con los sistemas de tratamiento convencional, son amigables con el entorno paisajístico, no generan subproductos nocivos y se adaptan a las condiciones tanto climáticas como urbanas.
El uso de humedales artificiales para el tratamiento de aguas servidas podría implementarse en otras partes de la Provincia de Buenos Aires o de Argentina.
Hay que tener en cuenta que una de las pocas formas de evitar la contaminación en ríos es ejerciendo un estricto control sobre los vertidos industriales, con sanciones acordes al daño producido, e incluso el cierre de las mismas empresas, de ser necesario.
En el imaginario popular los ríos siempre representaron las venas del planeta a través de las que corre el líquido elemento que alimenta, irriga y oxigena ese enorme cuerpo celeste que conocemos como el planeta tierra… Y hoy más que nunca salta a la vista que la manipulación de sus cauces es un tema muy delicado y que a menudo ha provocado más disturbios que soluciones a las poblaciones costeras.
El éxito de tener una mejor calidad de agua dependerá en gran medida que los países aporten un marco propicio que incluya fundamentalmente infraestructura, acceso a financiamiento y un medio ambiente sano para nosotros y las generaciones futuras. Esta tarea de concienciación es una prioridad en un mundo en el que todo es descartable y despreciado, y que no estima en muchos casos la importancia de los recursos que tenemos a nuestro alcance.
Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista)