✍️ Por Cristian Frers 💻
A menudo el debate por un lado entre liberales / capitalistas / desarrollistas y por el otro de ambientalistas se centra en las limitaciones de cada uno de los enfoques.
Desde las posturas desarrollistas se suele criticar el sesgo prohibicionista que surgen en muchas demandas ambientales, mientras que desde el ambientalismo se señala la subestimación de la variable ambiental que tienden hacer los desarrollistas / capitalistas / liberales.
Esto no es solo una particularidad de Argentina como pais, sino un debate que se podría reducir a las siguientes preguntas: ¿Y ustedes como van a hacer para generar empleo y aumentar la calidad de vida de las mayorías? ¿Y ustedes como piensan abordar la falta de recursos y la destrucción de la naturaleza?
Es obvio que esta discusión existe porque ambas posiciones tienen asidero y las soluciones no son sencillas ni evidentes. Ambos enfoques argumentan desde la ansiedad de la urgencia de responder a las problemáticas más acuciantes que enfrentan los seres humanos que se basan en el bienestar de las mayorías y la supervivencia del planeta.
Hay un terreno más fértil para conciliarlas esta discusión para empezar a construir un modelo para el país que responda a los desafíos que presenta el siglo XXI siendo social, ambiental y económicamente sustentable.
Una alternativa, que permite generar empleo y exportas a la vez que se reduce el impacto ambiental, requiere del desarrollo de soluciones científicas y tecnológicos que avancen hacia productos y procesos cada vez más limpios y eficientes.
El caso emblemático es el sector energético, en donde el avance tecnológico de las energías renovables hará más simple que los municipios o las regiones puedan seguir produciendo, pero reduciendo drásticamente las emisiones provenientes de la quema de combustibles fósiles. Esto es lo que pude comprobar en la Provincia de Jujuy y en la Provincia de Salta, en el norte de nuestro país, donde pude ver que, si hay decisión política, las cosas se hacen, como la generación de energía eléctrica a partir del aprovechamiento de fuentes de energía renovables con destino a la prestación de servicio al público, la investigación para el desarrollo tecnológico y la construcción de equipos para ese fin.
La clave con los recursos naturales es el trabajo simultaneo en dos dimensiones: el control ambiental y el desarrollo de la cadena de valor. Por el lado del control ambiental, el desarrollo tecnológico, por medio de tecnologías más limpias o del desarrollo de sistemas de detección de alarmas tempranas, hoy es más posible gracias al avance de sensores, cámaras de alta definición, información en la nube o internet permite prevenir incidentes ambientales. A su vez, un Estado presente, autónomo y capaz de monitorear y sancionar las empresas que incumplen con las regulaciones ambientales.
En marzo del 2022, propuse lo siguiente en la localidad de Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires, que podría implementarse en los demás municipios de otras provincias para que el proceso se convierta en un proceso integral. No deberían crearse nuevos impuestos por el momento, ni sacarle más dinero al contribuyente. En aquella oportunidad expresaba: Lo que proponía se basaban en tasas e impuestos que ya existen como impuestos municipales basados en la recolección de la basura, no hay que crear nuevos.
¿Qué es lo que proponía? Seguramente, el impuesto que se paga deja una ganancia determinada. Lo que expresaba es que, sobre esa ganancia en el corriente año, separar un 20 % para invertirlo en campañas sobre el reciclado de basura, implementar campanas de educación ambiental en las escuelas, y como mejorar el servicio, ente otras acciones.
Este porcentaje para incentivar el reciclaje en los municipios debería estar apoyada por ordenanzas municipales que deberían modificar el incremento cada dos años. Si se comienza con el 2022 con un 20 %, en el 2024 debería incrementarse al 30 %, en el 2026, subirlo al 40 %, en el 2028, aumentarlo al 50%, para llegar al 2030 con una inversión del 60% en economía circular. Donde muchos ven basura, hay gente que ve trabajo y potencialidad productiva.
La economía circular es una estrategia económica y productiva cuyo objetivo es el de reducir al máximo posible el uso de materias primas en el tejido productivo y minimizar la generación de desechos no reciclables. En esencia se podría decir que se basa en las tres erres: Reducir, Reusar y Reciclar, lo cual implica a consumidores y empresas en la tarea de conseguir un futuro más sostenible.
Las juventudes junto con las viejas generaciones deben tener la capacidad para reconstruir el tejido social y abrir el camino para un futuro sostenible. Por ello, la necesidad de invertir en educación de calidad, empleo decente, herramientas que les permita una vida sana y garantizar que cada ser humano alcance su máximo desarrollo.
Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).