El laboratorio del hospital provincial Rodolfo Rossi de La Plata comenzó ayer a realizar testeos para la detección del nuevo virus pandémico COVID-19. Junto con el San Juan de Dios, el de Azul y el Abete de Malvinas Argentinas es uno de los primeros cuatros de un total de 19 que ya hace diagnóstico de Coronavirus en la Provincia de Buenos Aires.
En el hospital del barrio Hipódromo no sólo se analizan muestras de pacientes que consultan allí sino también los que llegan de otros distritos. Ayer se procesaron las primeras 14 y tres dieron positivas.
El Rossi cuenta con personal entrenado y equipamiento: pronto sumarán un segundo aparato de PCR les permitirán duplicar el máximo de su capacidad y alcanzar los 60 test diarios.
“Nos toca esta experiencia extrema justo cuando estamos en obra, a poco de abrir la nueva guardia, pero pudimos organizarnos e implementar la doble circulación dentro del viejo edificio para separar el ingreso al hospital: por un lado entran las personas con fiebre y, por otro, quienes presentan síntomas no compatibles con los de Coronavirus, siempre con la finalidad de evitar contagios dentro del hospital”, explica la directora ejecutiva, Cecilia Jaschek.
Las bioquímicas Cecilia Etchegoyen, jefa del Laboratorio, y Ángeles Baridon, responsable de la sala de Microbiología y Virología no tienen miedo: con 30 y 20 años de experiencia en el hospital saben que la clave es conocer los procedimientos, respetar los protocolos a rajatabla y ayudar a los más jóvenes a sobrellevar esta situación tan estresante para el personal de salud. El equipo que ellas conducen está integrado por tres bioquímicas, dos residentes y dos técnicos de laboratorio.
“Nosotras ya vivimos la pandemia de Gripe A H1N1, en 2009, y el procedimiento es similar pero su utilizan diferentes reactivos”, explica Etchegoyen y cuenta que, en aquel momento, cuando también se estaba ante un virus nuevo para el que no había vacuna, aprendieron a analizar las muestras en el ciclador, también llamado máquina de PCR, un aparato utilizado en biología molecular que, a grosso modo, permite sacar el material genético de una célula, amplificarlo y replicarlo para observar diferentes tipos de virus, entre ellos, el nuevo Coronavirus.
La directora del Rossi, Jaschek, cuenta que pronto recibirán un segundo ciclador, lo que les permitirá duplicar la capacidad de respuesta. En cada análisis se pueden cargar hasta 14 muestras.
Paso a paso
El análisis comienza en un consultorio, donde a la persona que consulta por síntomas de la enfermedad (fiebre, dolor de garganta, tos y dificultad respiratoria) se le toma una muestra con dos hisopos: con uno se toman células y, eventualmente, virus de la garganta y con el otro, se hace lo mismo pero en la nariz.
Desde el momento en que se toman las muestras, explican las bioquímicas, el personal de salud debe estar protegido de pies a cabeza: cofia, camisolín, guantes, antiparras, máscara y barbijo N95. “Incluso tuvimos que hacer una capacitación para saber cómo sacarnos todo el kit de bioseguridad, en el orden adecuado, porque si no estaríamos expuestos igual”, explica la directora.
Jaschek cuenta, también, que ese conocimiento es necesario para todo el personal que entra en contacto directo con el paciente o con las muestras que pueden contener virus: médicos, enfermeros, bioquímicos, técnicos y personal de limpieza, absolutamente todos deben conocer la forma protegerse y de manipular las muestras. “Saber hacerlo es el mejor antídoto contra el virus y contra el miedo”, coinciden las especialistas.
Primero se trabaja con los hisopos en la campana o cabina de bioseguridad del laboratorio, donde se extrae el material genético que luego, con los reactivos específicos, se procesarán el ciclador para determinar si la persona tiene o no Coronavirus.
El trabajo no termina ahí: antes de descartarse, los hisopos se dejan en lavandina y se irradia todo el laboratorio con rayos UV para desinfectarlo. Finalmente, esos hisopos se desechan como residuo patogénico en doble bolsa roja.