En una nueva edición que confirma su vigencia y diversidad, la 49ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires se convierte en mucho más que una exposición de editoriales. Un terreno fértil para las historias con identidad, las apuestas pedagógicas y la recuperación de memorias. Consolidándose como uno de los eventos culturales más convocantes del país. Con stands repletos, propuestas para infancias, y una fuerte apuesta por captar al público joven, emergen historias que conmueven y reivindican memorias fundamentales.

49ª Feria
Entre los múltiples relatos que circulan por los pabellones de La Rural, uno resuena con fuerza y entre ellos la presentación del libro infantil “ Los soldados de azul y sus amigos en Malvinas ” , un libro pensado para infancias y que busca acercar el conflicto del Atlántico Sur desde una perspectiva lúdica y emocional.
Ariel Fueyo, veterano de Malvinas y autor de la obra, explicó: «Es mi cuarto libro, y esta vez decidí apuntar a los chicos de preescolar o de los primeros años de colegio. La idea es colocar el ADN Malvinas dentro de su currícula escolar»
La propuesta surge en colaboración con el ilustrador y también escritor Javier Rodríguez, quien desde 2017 se dedica a crear dibujos sobre la guerra como una forma de contrarrestar la “desmalvinización”. «Subía a redes dibujos en blanco y negro para que los padres los imprimieran y pintaran con sus hijos. La idea era contar el heroísmo de los veteranos desde otro lugar»
Ambos autores coinciden en que el libro forma parte de una batalla cultural que intenta subsanar décadas de silencio institucional. «Durante veinte años no hablamos de Malvinas. Y cuando lo hicimos, escuchábamos una historia que no era la nuestra», sostuvo Ariel. El libro toma como inspiración la lógica de películas como Cars, donde los vehículos son los protagonistas. En este caso, camiones, jeeps y tanques narran sus vivencias desde una mirada simbólica “Si los autos pueden ponerse de acuerdo, ¿por qué no podemos hacerlo los humanos?”, planteó .
Javier, por su parte, recuerda cómo de niño la guerra le llegaba a través de revistas como Anteojito y Billiken , con ilustraciones que le resultaban demasiado crudas. Por eso decidió adoptar un estilo más accesible «Usé el formato chibi, esos dibujitos cabezones, que atraerán mucho más a los chicos. Y funcionó».
La feria también apunta a renovar su público. Desde la organización, Lucía Gómez, afirmó que este año el foco está puesto en atraer a jóvenes y adolescentes. “Tenemos el espacio de Tribuna Joven, pensado para el streaming, TikTok, Instagram y la relación con los libros”. A esto se suma una nutrida agenda infantil.
Además, el público adulto mantiene su presencia, especialmente en horarios nocturnos. “Desde las 20 hasta las 22 hay actividades más orientadas a los adultos. Vienen políticos, periodistas, médicos a presentar sus libros”, agregó.
La oferta también incluye charlas destacadas, como la presentación de El Eternauta con la presencia del director, el guionista y el nieto de Oesterheld, organizada por Netflix, y el lanzamiento del libro Perreo con Penguin, orientado al cruce entre literatura y cultura urbana.
Desde el stand de Big Sur, distribuidora que reúne sellos como La Pollera y Zorro Rojo, afirman que el movimiento de público es constante, aunque las ventas dependen del día. «Por suerte, siempre hay gente. Está bueno que haya jornadas con entrada gratuita porque permite que entre más público».
En cuanto a las compras, aseguran que hoy se trata más de “quién puede comprar” que de un perfil de lector definido. El más vendido este año es «El daño que hablamos con el mar», de Andrés Montero.
Sobre la situación del sector, no dudan en describirla como crítica. «Diciembre de 2024 trajo un aumento sin precedentes. El precio del libro subió más que los salarios. Así se complica todo», lamentaron.

